Intolerancia y globalización
América, en su comparación con los otros continentes, ha sufrido las opresiones más duras de parte del mundo"occidental", quien, siendo el único colonizador en la historia universal, ha desarrollado métodos infrahumanos para cambiar radicalmente la personalidad de los pueblos indígenas, y consecuentemente su medio ambiente. A pesar de los 500 años que duró la purificación de sus nobles autóctonos en los autos de fe y de fuego, la deforestación de sus selvas primarias pluviosas, la fusión de sus dioses dorados para las guerras de la insaciable corona española, y la nutrición de sus hijos con refrescos "cola", la Gran Abuela renace por dentro de las cenizas de sus huesos requebrados, y sobrevive con la sangre de sus propios hijos, los cuales sigue sacrificado. El subconsciente puro del indigenismo, quizás no exista más, pero ella, por su parte, ha transformado a su conquistador, de manera que este elemento social -relativamente nuevo- no se alimente parasíticamente. El subconsciente del blanco tampoco existe. Todo está enmojecido por la mentalidad mestiza. Como una larva, América se ha mudado exteriormente en mariposa, enblanqueciendo la piel de su raza de cobre, erizando hoteles multinacionales in memoriam piramidae, adoptando a un dios extranjero y Católico, y disfrazando las lenguas indígenas en idiomas híbridos.
Según el etnólogo francés Alfred Métraux, sólamente en el área andina, 6-7 milllones de indígenas hablan todavía su idioma nativo, llamado "runa simi" - boca humana, o quechua. Los indios no demuestran orgullo por su lengua.La consideran como una cárcel, de la cual desean escapar, para sentirse capaces de defender sus derechos e incorporarse en cada nación, en cuyo territorio pertenecen -por casualidad- sus viviendas.
Los antiguos "ayllu" se han convertido hoy en comunidades basadas en el principio de la administración colectiva de la tierra, y la defensa del derecho contra la despropiación. Desafortunadamente, la antigua división administrativa de las ciudades entre "janan" (arriba) y "jurin" (abajo), se ha utilizado hoy en día por ciertos altos cargos para provocar intrigas "civiles".
Cuando el equilibrio entre la consumición y la produccción se derrocó, como resultado del aumento de la población, del déficit de tierras cultivables o de otro factor, los agricultores no reaccionaron buscando nuevas fuentes económicas, sino limitaron sus necesidades.
Las ofrendas de oro y plata de las épocas clásicas, se han substituido ya por el papel aluminio. Es difícil distinguir entre las expresiones de la identidad folclórica, ccuáles elementos descuenden directamente del período prehispánico, y cuáles son híbridos.
La desgracia ha hecho que las pequeñas sociedades andinas se hayan ensimismado. La ignorancia voluntaria -que los sociólogos caracterizan como "defensiva", el aislamiento y la pobreza crónica, se han convertido en "virtudes"...
Sabiendo que no pueden esperar nada de las autoridades o de la Iglesia, los indios no dudan en sublevarse, cada vez que la injusticia y la opresión se sienten insoportables. Aunque no desconocen su represión sangrada, la frecuencia de las revoluciones indica el nivel de su desolación.
Abandonando la modestia fingida, los indígenas adoptan paulatinamente un comportamiento digno de respeto, rechazan la denominación de ""indio", y se autodenominan "campesinos". El indígena ya no está aislado. Empieza a realizar su fuerza, y no acepta la explotación, la cual -a pesar de todo esto- todavía es vigente.
Otros pueblos, con mentalidad más débil, estarían ya desaparecidos. ¿Quién podría substituir al indio, cuando él se extinga? Nadie desearía contestar a esa pregunta.
La Proclamación de Ollantaytambo hacia todos los pueblos del mundo, realizada en 1980, con la omnipresencia de las comunidades indígenas del Valle Sagrado del Cuzco (Perú), refiere lo siguiente:
Los pueblos avasallados sufren, por que el mundo occidental ha agotado todas sus posibilidades, sin haber logrado crear una sociedad universal, armónica y justa, y eso por seguir orientaciones caracterizadas por la expresión individualista. Es el mundo occidental la cultura de la esclavitud con el sentido del modo deformado de la vida colectiva. Así, se ha interrumpido el orden natural del desenvolvimiento humano. Esta cultura generó, a continuación, los feudos, la colonización, el capitalismo de las compañías multinacionales y la humillación. La civilización occidental no se ha impuesto sobre otras culturas por ser superior, sino por ser tremendamente agresiva.
No ha generado solamente sociedades infrahumanas y contrarias a las normas dde la naturaleza, sino destruyó también una gran parte de nuestro planeta, envenenando las aguas y el aire, quemando las selvas y desperdiciando los alimentos. El sistema occidental se ha degenerado tanto, que en su lugar ha quedado un monstruo solitario y agresivo.
Durante el Encuentro Panamericano en Chiapas, México, (1996), los descendientes de los mayas declararon lo siguiente:
Es importante considerar el hecho que nuestras vidas están entrelazadas para poder así reenforzar el modus vivendi de los indígenas, su cosmovisión y filosofía, la medicina tradicional, las maneras de enfrentar los conflictos, el respeto hacia la tercera edad y el cuidado de los menores, los asuntos concernientes a la mujer y los modos de autoorganización. Son estas las bases para una coexistencia decente y humana. Son éstas las contribuciones que los pueblos resguardaron en los siglos, como un ingrediente vital ante el panorama de la muerte que nos presenta la dolencia social del racismo.
Tenemos, pues, que que redescubbrir la parte indígena que ocultamos en nuestra alma.
Los gobiernos tienen la obligación de suministrar los servicios básicos del sistema sanitario y educativo, del agua potable y de la electricidad, los medios masivos de comunicación y transporte, y los demás bienes de la vida actualizzada, pero eso, siempre como y cuando los pueblos indígenas lo decidan.
Reivindicamos:
1. Soberanía
2. Autonomía
3. Legislación
Proponemos que las ciencias sociales comiencen a partir de la realidad cultural indígena, y que contribuyan al desarrollo de nuestros pueblos.
Que la investigación científica no se convierta en comercio, y que se lleve a cabo bajo inspección indígena.
Que los indios participen en todos los niveles de las decisiones nacionales, y que se cumplan sus derechos, designados por la Carta de los Derechos de los Indígenas y el Pacto de Viena sobre los Derechos Humanos.
Debemos comprender que el futuro de la América Indígena será mejor y durativo, sólo si hacemos el diálogo y el respeto a la igualdad dentro de la diferencia, elementos básicos para solucionar los problemas que obstruyen la paz y el desarrollo de todos los pueblos.
En la Proclamación de Guadalajara, (1991), todos los países iberoamericanos concluyeron en lo siguiente:
La herencia cultural interamericana es un producto de las diferencias entre los pueblos que la constituyen.
Reconocemos la enorme contribución de los autóctonos al desarrollo y la pluralidad de nuestras sociedades y repetimos nuestra responsabilidad de asegurar la prosperidad económica y social, como también nuestra obligación a respetar los derechos de la identidad indígena.
En caso de continuar la situación actual, la bipolarización entregará su puesto a la segregación entre el Norte -rico en capital y tecnología- y el pobre Sur, sin perspectivas.
Ante la intolerancia, la ignorancia, la guerra, la pobreza, la desnutrición, la enfermedad y la crisis ecológica, proponemos una nueva percepción cultural de la colaboración internacional, como la única vía hacia un mundo justo y estable.
Así, podrán nuestros países incorporarse de manera efectiva en el ambiente internacional que se está transformando continuamente hacia la globalización.
Según el etnólogo francés Alfred Métraux, sólamente en el área andina, 6-7 milllones de indígenas hablan todavía su idioma nativo, llamado "runa simi" - boca humana, o quechua. Los indios no demuestran orgullo por su lengua.La consideran como una cárcel, de la cual desean escapar, para sentirse capaces de defender sus derechos e incorporarse en cada nación, en cuyo territorio pertenecen -por casualidad- sus viviendas.
Los antiguos "ayllu" se han convertido hoy en comunidades basadas en el principio de la administración colectiva de la tierra, y la defensa del derecho contra la despropiación. Desafortunadamente, la antigua división administrativa de las ciudades entre "janan" (arriba) y "jurin" (abajo), se ha utilizado hoy en día por ciertos altos cargos para provocar intrigas "civiles".
Cuando el equilibrio entre la consumición y la produccción se derrocó, como resultado del aumento de la población, del déficit de tierras cultivables o de otro factor, los agricultores no reaccionaron buscando nuevas fuentes económicas, sino limitaron sus necesidades.
Las ofrendas de oro y plata de las épocas clásicas, se han substituido ya por el papel aluminio. Es difícil distinguir entre las expresiones de la identidad folclórica, ccuáles elementos descuenden directamente del período prehispánico, y cuáles son híbridos.
La desgracia ha hecho que las pequeñas sociedades andinas se hayan ensimismado. La ignorancia voluntaria -que los sociólogos caracterizan como "defensiva", el aislamiento y la pobreza crónica, se han convertido en "virtudes"...
Sabiendo que no pueden esperar nada de las autoridades o de la Iglesia, los indios no dudan en sublevarse, cada vez que la injusticia y la opresión se sienten insoportables. Aunque no desconocen su represión sangrada, la frecuencia de las revoluciones indica el nivel de su desolación.
Abandonando la modestia fingida, los indígenas adoptan paulatinamente un comportamiento digno de respeto, rechazan la denominación de ""indio", y se autodenominan "campesinos". El indígena ya no está aislado. Empieza a realizar su fuerza, y no acepta la explotación, la cual -a pesar de todo esto- todavía es vigente.
Otros pueblos, con mentalidad más débil, estarían ya desaparecidos. ¿Quién podría substituir al indio, cuando él se extinga? Nadie desearía contestar a esa pregunta.
La Proclamación de Ollantaytambo hacia todos los pueblos del mundo, realizada en 1980, con la omnipresencia de las comunidades indígenas del Valle Sagrado del Cuzco (Perú), refiere lo siguiente:
Los pueblos avasallados sufren, por que el mundo occidental ha agotado todas sus posibilidades, sin haber logrado crear una sociedad universal, armónica y justa, y eso por seguir orientaciones caracterizadas por la expresión individualista. Es el mundo occidental la cultura de la esclavitud con el sentido del modo deformado de la vida colectiva. Así, se ha interrumpido el orden natural del desenvolvimiento humano. Esta cultura generó, a continuación, los feudos, la colonización, el capitalismo de las compañías multinacionales y la humillación. La civilización occidental no se ha impuesto sobre otras culturas por ser superior, sino por ser tremendamente agresiva.
No ha generado solamente sociedades infrahumanas y contrarias a las normas dde la naturaleza, sino destruyó también una gran parte de nuestro planeta, envenenando las aguas y el aire, quemando las selvas y desperdiciando los alimentos. El sistema occidental se ha degenerado tanto, que en su lugar ha quedado un monstruo solitario y agresivo.
Durante el Encuentro Panamericano en Chiapas, México, (1996), los descendientes de los mayas declararon lo siguiente:
Es importante considerar el hecho que nuestras vidas están entrelazadas para poder así reenforzar el modus vivendi de los indígenas, su cosmovisión y filosofía, la medicina tradicional, las maneras de enfrentar los conflictos, el respeto hacia la tercera edad y el cuidado de los menores, los asuntos concernientes a la mujer y los modos de autoorganización. Son estas las bases para una coexistencia decente y humana. Son éstas las contribuciones que los pueblos resguardaron en los siglos, como un ingrediente vital ante el panorama de la muerte que nos presenta la dolencia social del racismo.
Tenemos, pues, que que redescubbrir la parte indígena que ocultamos en nuestra alma.
Los gobiernos tienen la obligación de suministrar los servicios básicos del sistema sanitario y educativo, del agua potable y de la electricidad, los medios masivos de comunicación y transporte, y los demás bienes de la vida actualizzada, pero eso, siempre como y cuando los pueblos indígenas lo decidan.
Reivindicamos:
1. Soberanía
2. Autonomía
3. Legislación
Proponemos que las ciencias sociales comiencen a partir de la realidad cultural indígena, y que contribuyan al desarrollo de nuestros pueblos.
Que la investigación científica no se convierta en comercio, y que se lleve a cabo bajo inspección indígena.
Que los indios participen en todos los niveles de las decisiones nacionales, y que se cumplan sus derechos, designados por la Carta de los Derechos de los Indígenas y el Pacto de Viena sobre los Derechos Humanos.
Debemos comprender que el futuro de la América Indígena será mejor y durativo, sólo si hacemos el diálogo y el respeto a la igualdad dentro de la diferencia, elementos básicos para solucionar los problemas que obstruyen la paz y el desarrollo de todos los pueblos.
En la Proclamación de Guadalajara, (1991), todos los países iberoamericanos concluyeron en lo siguiente:
La herencia cultural interamericana es un producto de las diferencias entre los pueblos que la constituyen.
Reconocemos la enorme contribución de los autóctonos al desarrollo y la pluralidad de nuestras sociedades y repetimos nuestra responsabilidad de asegurar la prosperidad económica y social, como también nuestra obligación a respetar los derechos de la identidad indígena.
En caso de continuar la situación actual, la bipolarización entregará su puesto a la segregación entre el Norte -rico en capital y tecnología- y el pobre Sur, sin perspectivas.
Ante la intolerancia, la ignorancia, la guerra, la pobreza, la desnutrición, la enfermedad y la crisis ecológica, proponemos una nueva percepción cultural de la colaboración internacional, como la única vía hacia un mundo justo y estable.
Así, podrán nuestros países incorporarse de manera efectiva en el ambiente internacional que se está transformando continuamente hacia la globalización.