Εργασία του Ηλία Ταμπουράκη στο Καθολικό Πανεπιστήμιο της Κόστα Ρίκα
Lenguaje y cognición
El título de la presente asignatura, “Lenguaje y cognición”, conlleva unas reflexiones de gama variada, que abarcan una temática desde el juego de palabras, hasta la solución de los actuales problemas educativos de nuestro mundo.
Para definir los límites de este breve análisis, es necesario aclarar la semántica de los términos: lengua, idioma, dialecto, modismo y lenguaje. Esto se puede delimitar de modo abreviado, diciendo que una persona puede hablar el lenguaje pachuco del modismo costarricense, que pertenece al dialecto latinoamericano del idioma español, el cual a su vez, forma parte del grupo lingüístico neolatino.
Basándonos en esto, podríamos reponer la palabra “lengua” en el lugar de “lenguaje”. De este modo, nuestro nuevo título podría obtener insinuaciones más amplias que en su forma original: con la cognición del lenguaje se pueden solucionar unos problemas cotidianos que aparecen entre los ciudadanos del estamento medio o inferior, mientras que con la cognición de la lengua se puede llegar a unos acuerdos a nivel diplomático o académico internacional.
Pasemos, ahora, al término “cognición”. Se trata de un lema latín, que indica el conocimiento requerido, ofrecido, adquirido y aplicado, de modo oculto o evidente.
Con estos datos-base, podemos pasar al subtítulo del presente artículo: “La capacidad de resolver problemas se ligaría al desarrollo óptimo del lenguaje.” Éste, también, tendría sentido de una forma revertida: “El desarrollo óptimo del lenguaje ofrecería la capacidad de resolver problemas.” El sentido queda parecido, pero el énfasis se da en el lenguaje, como vehículo hacia la comprensión, la tolerancia y la solución pacífica de varios asuntos.
“El lenguaje es mucho más que la comunicación.” Con esta frase comienza el primer párrafo de dicho artículo. Y aquí hay que definir de nuevo el significado del “lenguaje”: uno de los epítomes de la lingüística afirma que una lengua es una entidad viva e igual de arbitraria que lógica. Y como tal, necesita desarrollarse para sobrevivir. Veamos un ejemplo: la palabra “lógica”, utilizada en la frase anterior, proviene del griego antiguo: “λόγος - logos”, que hace 2.500 años significaba “razonamiento”. Hoy ha cambiado completamente de sentido y tiene connotaciones de los sustantivos “habla, charla o palabra”. La historia del préstamo lingüístico justifica la lógica de la función de la lengua: de la antigua Grecia pasó mediante su conquistadora Roma a la Provincia Hispánica del Imperio Romano, la cual –a su vez- tras llegar a ser conquistadora, legó su herencia a América Latina. Pero, aquí se plantea la polémica de la creación de la palabra: ¿Por qué los griegos antiguos atribuyeron este sonido al significado antes mencionado? Hay casos, donde la onomatopeya nos da la solución. Pero en este caso, el sentido de “razonamiento” no tiene ningún sonido para crear un lema onomatopéyico. La derivación tampoco: ni la palabra “cerebro” (en griego: νους - nus), ni siquiera la palabra “pensamiento” (σκέψις – skepsis) ocultan alguna consonante o vocal de la palabra “lógica - λογική”. Este caso constituye un ejemplo de la arbitrariedad de la lengua.
La lengua es el vehículo de la categorización de los sentidos en nuestra mente, pero a la vez ésta se puede categorizar de la siguiente manera: hay lenguajes de gestos –difíciles de ser imitados por los extranjeros-, lenguajes de la pintura rupestre de los cavernícolas prehistóricos, y el (re)conocido lenguaje “ishín-denshín” (以心伝心) de los japoneses, quienes con una sola mirada muda, pueden transmitir preferencias o disgustos a personas de su entorno cultural. Esto se puede llamar también “socialización”.
Cuando más enriquecido esté el mundo conceptual de una persona, mejores recursos tendrá para pensar más elaboradamente. En este punto se pueden exponer dos ejemplos: el del tico de educación inferior que dice: “maje, ¡ese maje es muy maje!, ¿eh, maje?”, queriendo decir que una persona le parece muy simpática o interesante. (Por cierto, el sonido de la “j” tiende a caer en desuso entre la juventud tica de nuestros tiempos.) El otro ejemplo es el del “gringo” en Costa Rica, que cuando le proponen llevarlo a una pulpería, él se alegra pensando que va a comer pulpo, y cuando lo llevan a una “chichera”, él pregunta si la chicha la hacen de maíz o de piña…
Somos lo que pensamos, o pensamos como somos. Eso dice la lingüística moderna acerca de la socialización del lenguaje.
Los bebés filtran un grupo de sonidos que se usarán luego en el lenguaje propio, mientras que otros serán descartados por falta de exposición. De igual manera, mediante los decibelios y la tonalidad de su llanto, un bebé transmite sus necesidades, miedos y sentimientos. Los bebés comprenden gran cantidad de palabras antes de emitir los sonidos de éstas. Lo mismo ocurre en la metodología de la didáctica de una lengua extranjera: primero entendemos y después hablamos. Sería interesante atrevernos a pensar mucho más allá: un perro puede comprender una orden, pero nunca la pronunciará…
Es importante el papel que desempeña el lenguaje en el desarrollo de la comprensión de deseos y en la organización de las emociones. En las lenguas del norte de Europa, como p.e. el inglés, el pronombre personal es un elemento más fuerte que el verbo. No podemos decir “want - quiero”, sino solamente “I want- yo quiero”. En el español peninsular, el uso libre del “yo” indica una actitud menos egoísta que la falta de éste: yo quiero un café (no sé si querían Uds. también), mientras que en griego moderno eso funciona de manera contraria: εγώ θέλω - yo quiero (y me vale un cacahuate lo que quieres tú).
La ubicación social del ser cognoscente en el mundo, es otro aspecto del lenguaje: un viejito sancarleño diría “mesmo” y “haiga”, mientras que un joven educado de San José dirá: “mismo” y “haya”. La primera modificación se debe a la descendencia gallega[1] de los primeros conquistadores del Nolpopokayan –la América Central indígena- y el segundo es un arcaísmo hispánico, conservado en el dialecto español latinoamericano. Los dos indican hoy en día a una persona de un estamento social inferior, estigmatizada de manera parecida que su vestimenta.
El pobre desarrollo del lenguaje de algunos niños se debe a su ambiente lingüístico:
-“Préstame un vaso con agua”, le dice la madre, y el niño debería de pensar:
-“¿Cómo se lo puedo prestar, si ella nunca me lo devolverá?”
Sería, entonces, mejor decirle al niño:
-“Dame un vaso de agua.”, como define la Real Academia Española.
Por lo contrario, los niños con mayor uso léxico desarrollan un pensamiento más fluido. Estudios han demostrado que los niños de matrimonios mixtos, que crecen en familias multilingües, desarrollan un mayor índice de coeficiente intelectual (IQ).
Este dispositivo de percepción de desarrolla entre el cuarto y quinto año de la infancia. Cuando se presentan distorsiones de aprendizaje, como la dislexia o el disgramatismo, se deben detectar y tratar de curar antes de la adolescencia, porque entonces el cerebro se configura de modo permanente.
La metacognición se presenta como el pensamiento estratégico para utilizar y regular la propia actividad de aprendizaje y habituarse a reflexionar sobre el propio conocimiento. Esto forma parte de la teoría de la mente.[] Es uno de los planteamientos de las teorías constructivistas del aprendizaje significativo, que responde a la necesidad de una transición desde un aprendiz pasivo dispuesto a aprender de forma adaptativa y reproductiva lo que se le pida, hacia un aprendiz generador y constructivo, orientado a la búsqueda del significado de lo que hace. Por el mismo camino va también la creatividad.
Concluyendo, es menester referir la utilidad multifacética de la enseñanza holística.[2]
La educación holística es un movimiento educativo mundial cuya generalización comenzó en la década de los 90’s. Es un nuevo paradigma educativo, una respuesta a la educación mecanicista basada en la superstición del materialismo, el reduccionismo y la fragmentación; es la nueva propuesta educativa para el siglo XXI, basada en un profundo sentido espiritual de la vida en el cosmos, y no se reduce a ser un método educativo, ni se limita al ámbito escolar formal. Es un modelo que define a la educación como un proceso de evolución de la conciencia, redefiniendo la totalidad del campo educativo. La educación holista es un estado de conciencia, una visión integral de la vida, una llamada a vivir en el amor universal, una actitud compasiva, una apertura incluyente a la diversidad, un sendero de paz, diálogo y fraternidad; es el reconocimiento del amor universal como realidad educativa fundamental. Esta definición fue dada por Ramón Gallegos Nava, fundador de la Fundación Internacional para la Educación Holista, quien ha creado el modelo de la educación holista, una pedagogía del amor universal que está enriqueciendo y nutriendo la vida de aquellos que buscan una educación con rostro humano, que vaya más allá del entrenamiento de la racionalidad instrumental. Esta teoría se fundamenta en la cognición ligada al lenguaje.
[Partes de este texto tienen derechos reservados por las autoridades de Grecia y Costa Rica, dado que consisten parte de seminarios, artículos y libros publicados por Ilías Tampourakis en dichos países.]
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
[1] Procedente de Galicia, una región del noroeste de España, donde se habla el idioma gallego, estrechamente emparentado con el portugués y el español.
[2] El holismo (del griego όλος [holos]; todo, entero, total) es la idea de que todas las propiedades de un sistema dado, (por ejemplo, biológico, químico, social, económico, mental o lingüístico) no pueden ser determinadas o explicadas por las partes que los componen por sí solas. El sistema como un todo determina cómo se comportan las partes. Como adjetivo, holística significa una concepción basada en la integración total frente a un concepto o situación.
Para definir los límites de este breve análisis, es necesario aclarar la semántica de los términos: lengua, idioma, dialecto, modismo y lenguaje. Esto se puede delimitar de modo abreviado, diciendo que una persona puede hablar el lenguaje pachuco del modismo costarricense, que pertenece al dialecto latinoamericano del idioma español, el cual a su vez, forma parte del grupo lingüístico neolatino.
Basándonos en esto, podríamos reponer la palabra “lengua” en el lugar de “lenguaje”. De este modo, nuestro nuevo título podría obtener insinuaciones más amplias que en su forma original: con la cognición del lenguaje se pueden solucionar unos problemas cotidianos que aparecen entre los ciudadanos del estamento medio o inferior, mientras que con la cognición de la lengua se puede llegar a unos acuerdos a nivel diplomático o académico internacional.
Pasemos, ahora, al término “cognición”. Se trata de un lema latín, que indica el conocimiento requerido, ofrecido, adquirido y aplicado, de modo oculto o evidente.
Con estos datos-base, podemos pasar al subtítulo del presente artículo: “La capacidad de resolver problemas se ligaría al desarrollo óptimo del lenguaje.” Éste, también, tendría sentido de una forma revertida: “El desarrollo óptimo del lenguaje ofrecería la capacidad de resolver problemas.” El sentido queda parecido, pero el énfasis se da en el lenguaje, como vehículo hacia la comprensión, la tolerancia y la solución pacífica de varios asuntos.
“El lenguaje es mucho más que la comunicación.” Con esta frase comienza el primer párrafo de dicho artículo. Y aquí hay que definir de nuevo el significado del “lenguaje”: uno de los epítomes de la lingüística afirma que una lengua es una entidad viva e igual de arbitraria que lógica. Y como tal, necesita desarrollarse para sobrevivir. Veamos un ejemplo: la palabra “lógica”, utilizada en la frase anterior, proviene del griego antiguo: “λόγος - logos”, que hace 2.500 años significaba “razonamiento”. Hoy ha cambiado completamente de sentido y tiene connotaciones de los sustantivos “habla, charla o palabra”. La historia del préstamo lingüístico justifica la lógica de la función de la lengua: de la antigua Grecia pasó mediante su conquistadora Roma a la Provincia Hispánica del Imperio Romano, la cual –a su vez- tras llegar a ser conquistadora, legó su herencia a América Latina. Pero, aquí se plantea la polémica de la creación de la palabra: ¿Por qué los griegos antiguos atribuyeron este sonido al significado antes mencionado? Hay casos, donde la onomatopeya nos da la solución. Pero en este caso, el sentido de “razonamiento” no tiene ningún sonido para crear un lema onomatopéyico. La derivación tampoco: ni la palabra “cerebro” (en griego: νους - nus), ni siquiera la palabra “pensamiento” (σκέψις – skepsis) ocultan alguna consonante o vocal de la palabra “lógica - λογική”. Este caso constituye un ejemplo de la arbitrariedad de la lengua.
La lengua es el vehículo de la categorización de los sentidos en nuestra mente, pero a la vez ésta se puede categorizar de la siguiente manera: hay lenguajes de gestos –difíciles de ser imitados por los extranjeros-, lenguajes de la pintura rupestre de los cavernícolas prehistóricos, y el (re)conocido lenguaje “ishín-denshín” (以心伝心) de los japoneses, quienes con una sola mirada muda, pueden transmitir preferencias o disgustos a personas de su entorno cultural. Esto se puede llamar también “socialización”.
Cuando más enriquecido esté el mundo conceptual de una persona, mejores recursos tendrá para pensar más elaboradamente. En este punto se pueden exponer dos ejemplos: el del tico de educación inferior que dice: “maje, ¡ese maje es muy maje!, ¿eh, maje?”, queriendo decir que una persona le parece muy simpática o interesante. (Por cierto, el sonido de la “j” tiende a caer en desuso entre la juventud tica de nuestros tiempos.) El otro ejemplo es el del “gringo” en Costa Rica, que cuando le proponen llevarlo a una pulpería, él se alegra pensando que va a comer pulpo, y cuando lo llevan a una “chichera”, él pregunta si la chicha la hacen de maíz o de piña…
Somos lo que pensamos, o pensamos como somos. Eso dice la lingüística moderna acerca de la socialización del lenguaje.
Los bebés filtran un grupo de sonidos que se usarán luego en el lenguaje propio, mientras que otros serán descartados por falta de exposición. De igual manera, mediante los decibelios y la tonalidad de su llanto, un bebé transmite sus necesidades, miedos y sentimientos. Los bebés comprenden gran cantidad de palabras antes de emitir los sonidos de éstas. Lo mismo ocurre en la metodología de la didáctica de una lengua extranjera: primero entendemos y después hablamos. Sería interesante atrevernos a pensar mucho más allá: un perro puede comprender una orden, pero nunca la pronunciará…
Es importante el papel que desempeña el lenguaje en el desarrollo de la comprensión de deseos y en la organización de las emociones. En las lenguas del norte de Europa, como p.e. el inglés, el pronombre personal es un elemento más fuerte que el verbo. No podemos decir “want - quiero”, sino solamente “I want- yo quiero”. En el español peninsular, el uso libre del “yo” indica una actitud menos egoísta que la falta de éste: yo quiero un café (no sé si querían Uds. también), mientras que en griego moderno eso funciona de manera contraria: εγώ θέλω - yo quiero (y me vale un cacahuate lo que quieres tú).
La ubicación social del ser cognoscente en el mundo, es otro aspecto del lenguaje: un viejito sancarleño diría “mesmo” y “haiga”, mientras que un joven educado de San José dirá: “mismo” y “haya”. La primera modificación se debe a la descendencia gallega[1] de los primeros conquistadores del Nolpopokayan –la América Central indígena- y el segundo es un arcaísmo hispánico, conservado en el dialecto español latinoamericano. Los dos indican hoy en día a una persona de un estamento social inferior, estigmatizada de manera parecida que su vestimenta.
El pobre desarrollo del lenguaje de algunos niños se debe a su ambiente lingüístico:
-“Préstame un vaso con agua”, le dice la madre, y el niño debería de pensar:
-“¿Cómo se lo puedo prestar, si ella nunca me lo devolverá?”
Sería, entonces, mejor decirle al niño:
-“Dame un vaso de agua.”, como define la Real Academia Española.
Por lo contrario, los niños con mayor uso léxico desarrollan un pensamiento más fluido. Estudios han demostrado que los niños de matrimonios mixtos, que crecen en familias multilingües, desarrollan un mayor índice de coeficiente intelectual (IQ).
Este dispositivo de percepción de desarrolla entre el cuarto y quinto año de la infancia. Cuando se presentan distorsiones de aprendizaje, como la dislexia o el disgramatismo, se deben detectar y tratar de curar antes de la adolescencia, porque entonces el cerebro se configura de modo permanente.
La metacognición se presenta como el pensamiento estratégico para utilizar y regular la propia actividad de aprendizaje y habituarse a reflexionar sobre el propio conocimiento. Esto forma parte de la teoría de la mente.[] Es uno de los planteamientos de las teorías constructivistas del aprendizaje significativo, que responde a la necesidad de una transición desde un aprendiz pasivo dispuesto a aprender de forma adaptativa y reproductiva lo que se le pida, hacia un aprendiz generador y constructivo, orientado a la búsqueda del significado de lo que hace. Por el mismo camino va también la creatividad.
Concluyendo, es menester referir la utilidad multifacética de la enseñanza holística.[2]
La educación holística es un movimiento educativo mundial cuya generalización comenzó en la década de los 90’s. Es un nuevo paradigma educativo, una respuesta a la educación mecanicista basada en la superstición del materialismo, el reduccionismo y la fragmentación; es la nueva propuesta educativa para el siglo XXI, basada en un profundo sentido espiritual de la vida en el cosmos, y no se reduce a ser un método educativo, ni se limita al ámbito escolar formal. Es un modelo que define a la educación como un proceso de evolución de la conciencia, redefiniendo la totalidad del campo educativo. La educación holista es un estado de conciencia, una visión integral de la vida, una llamada a vivir en el amor universal, una actitud compasiva, una apertura incluyente a la diversidad, un sendero de paz, diálogo y fraternidad; es el reconocimiento del amor universal como realidad educativa fundamental. Esta definición fue dada por Ramón Gallegos Nava, fundador de la Fundación Internacional para la Educación Holista, quien ha creado el modelo de la educación holista, una pedagogía del amor universal que está enriqueciendo y nutriendo la vida de aquellos que buscan una educación con rostro humano, que vaya más allá del entrenamiento de la racionalidad instrumental. Esta teoría se fundamenta en la cognición ligada al lenguaje.
[Partes de este texto tienen derechos reservados por las autoridades de Grecia y Costa Rica, dado que consisten parte de seminarios, artículos y libros publicados por Ilías Tampourakis en dichos países.]
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
- Capra, Fritjof: La trama de la vida. Barcelona: Editorial anagrama.1998
- Pozo, Mauricio Ignacio: Aprendices y Maestros. Madrid: Alianza editorial. 1999
- Senge, Peter: La Quinta disciplina. Madrid: Editorial Granica.1985
[1] Procedente de Galicia, una región del noroeste de España, donde se habla el idioma gallego, estrechamente emparentado con el portugués y el español.
[2] El holismo (del griego όλος [holos]; todo, entero, total) es la idea de que todas las propiedades de un sistema dado, (por ejemplo, biológico, químico, social, económico, mental o lingüístico) no pueden ser determinadas o explicadas por las partes que los componen por sí solas. El sistema como un todo determina cómo se comportan las partes. Como adjetivo, holística significa una concepción basada en la integración total frente a un concepto o situación.