Perspectivas y polémicas lingüísticas en América Latina
La lengua, el concepto humano más arbitrario y a la vez más lógico, es el espejo de cualquier mentalidad étnica.
Varios eruditos y obreros de reconstrucción del vasto continente de la América indígena, y entre ellos, el greco-chileno Cristos Clairis, han planteado los asuntos sociolingüísticos de los amerindios.
Los orígenes de los idiomas aborígenes, se comparten entre los grupos oceánicos, sino-tibetanos y altaicos. 2.836 lenguas, de las cuales, 173 de mayor difusión se hablan en nuestra era desde las regiones árcticas, hasta las regiones antárcticas del continente americano, y están clasificados en 20 grupos étnicos.
En los primeros años de la conquista, los misioneros tuvieron que aprender un número bastante elevado de lenguas indias. Más tarde, los indígenas debían hablar castellano y limitar el uso de su propio idioma. A juzgar por los hechos, los amerindios parecen haber tenido mayor facilidad para aprender el español o el portugués, que los españoles para hablar las lenguas aborígenes.
Las escrituras americanas "hoy en día muertas" se han conservado en forma de petroglifos en las regiones llamadas arqueológicamente marginales, como pictogramas dibujados en "amates" vegetales de la zona mesoamericana, o codificadas en "quipus" de cuerdas multicolores con nudos en el area intermedia andina, y han servido para el "catecismo primario dibujado". Hoy se utilizan los símbolos internacionales de la lingüística.
El complejo mosaico de idiomas y grupos étnicos debe ser entendido en función de la accidentada geografía del continente americano y de las consecuentes relaciones ecológicas que elaboraron históricamente estos grupos humanos con su entorno.
Gran variación dialectal existe entre las mayores lenguas indias: en la zona etnolingüística del "mayaetik" (México sur y Guatemala), por ejemplo, se habla: achi, quiché, cakchiquel, pocomchi, pocoman, kekchi, ixil, aguacateco, mam, jacalteco, chuj, chorti, chol, akateco, tektiteco, sipakapense, sakapulteco, q´anjob´al, uspanteco, tz´utujil, xinka, itza, mopan y tojolabal, con obvias afinidades de vocablos.
El nombre del idioma "náhuatl" de los aztecas se deriva del verbo "nahuati", que significa "hablar alto". Como resultado de la revolución sociopolítica de 1910, en México, un nuevo enfoque hacia el indígena moderno ha provocado un renacer de interés por implantar el náhuatl como lengua viva con distintos grados de intensidad. Es interesante que los sustantivos tienen inflexión de posesión y número, por ejemplo: "λaškal-i" = tortilla, "no-λaškal" = mi tortilla
Dentro de la región andina, el "aymara" es el segundo idioma en importancia, superada sólo por el "quechua" de los incas. No existe consenso sobre el origen y vínculos de parentesco del aymara con otras lenguas andinas. Tiene más de 20 sufijos que modifican el radical verbal, y más de 10 para la inflexión: "ap(a)thap(i)t´ayasiniwayituwa" = "me ha ayudado a amontonar".
Bajo el nombre de "quechua" se comprende a una familia étnica cuyos representantes se encuentran en los países andinos. Sus funciones consonánticas son oclusivas, africadas, fricativas nasales vibrantes palatales y semivocales. Las vocales se separan en anteriores altas, centrales bajas y posteriores altas. Los motivos morfosintácticos revelan la organización del pensamiento del hablante:
"Čay-manta-m šuk šimi-kta-taq wiła-šun punčaw wañu-šqa-n-ta.=
=Después de eso una historia contar-futuro (4a p.) sol acerca de su muerte.=
=Y, ahora, una historia contaremos acerca de cómo murió el sol."
"Guaraní" es la denominación genérica que aplicaron los jesuítas a todos aquellos modos tribales de hablar de las regiones rioplatenses y del Brasil, y es hoy oficial en el Paraguay, el país que presenta un porcentaje de 93,8% de bilingüísmo. Es una verdadera experiencia de las dificultades lingüísticas, el diálogo entre un "mby´a" y un español, quien quería saber cómo se decía en guaraní "cabello": se arrancó uno y se lo enseño. El indio le dijo: "a´gwé". Después el indígena tomó uno de sus cabellos entre los dedos y sin arrancarlo dijo: "a". ¡Así el español obtuvo la noción de "a´gwé" = "ex-cabello"! El guaraní demuestra cierta tendencia hacia la harmonización fonética.
Idiomas minúsculos, de nombres potencialmente ilegibles, como el "hñãhñû´" del altiplano mexicano, o el "yámana" de la Tierra del Fuego, la lengua más austral del mundo, están paulatinamente desapareciendo, por razones demográficas y culturales.
Es verdad que en muchas sociedades existen "idiomas secretos" o sea, formas de lenguaje reservadas a ciertas clases sociales o profesionales. Compárese con el "kei-go" japonés, donde se llama de distintas maneras a algo o alguien, según los puestos y pertenencias de los sujetos, complementos y objetos.
Los idiomas aborígenes, están sin embargo, en una situación de contacto desventajoso frente al castellano, que es el idioma de las minorías dominantes tanto al nivel económico, como político, como de prestigio social y cultural.
El monolingüísmo, el bilingüísmo y la alfabetización son los tres asuntos esenciales por solucionar hoy en América.
La enseñanza de los idiomas indígenas no está muy desarrollada, a pesar del esfuerzo realizado por varios países en los últimos años.
Al plantear la problemática de los lenguas amerindias, su situación sociocultural y las políticas lingüísticas que se tejen en torno a ellas, podemos decir que hay cierta homogeneidad a este respecto en todo el continente americano.
El monolingüísmo, el bilingüísmo y la alfabetización son los tres asuntos esenciales por solucionar hoy en América.
Varios eruditos y obreros de reconstrucción del vasto continente de la América indígena, y entre ellos, el greco-chileno Cristos Clairis, han planteado los asuntos sociolingüísticos de los amerindios.
Los orígenes de los idiomas aborígenes, se comparten entre los grupos oceánicos, sino-tibetanos y altaicos. 2.836 lenguas, de las cuales, 173 de mayor difusión se hablan en nuestra era desde las regiones árcticas, hasta las regiones antárcticas del continente americano, y están clasificados en 20 grupos étnicos.
En los primeros años de la conquista, los misioneros tuvieron que aprender un número bastante elevado de lenguas indias. Más tarde, los indígenas debían hablar castellano y limitar el uso de su propio idioma. A juzgar por los hechos, los amerindios parecen haber tenido mayor facilidad para aprender el español o el portugués, que los españoles para hablar las lenguas aborígenes.
Las escrituras americanas "hoy en día muertas" se han conservado en forma de petroglifos en las regiones llamadas arqueológicamente marginales, como pictogramas dibujados en "amates" vegetales de la zona mesoamericana, o codificadas en "quipus" de cuerdas multicolores con nudos en el area intermedia andina, y han servido para el "catecismo primario dibujado". Hoy se utilizan los símbolos internacionales de la lingüística.
El complejo mosaico de idiomas y grupos étnicos debe ser entendido en función de la accidentada geografía del continente americano y de las consecuentes relaciones ecológicas que elaboraron históricamente estos grupos humanos con su entorno.
Gran variación dialectal existe entre las mayores lenguas indias: en la zona etnolingüística del "mayaetik" (México sur y Guatemala), por ejemplo, se habla: achi, quiché, cakchiquel, pocomchi, pocoman, kekchi, ixil, aguacateco, mam, jacalteco, chuj, chorti, chol, akateco, tektiteco, sipakapense, sakapulteco, q´anjob´al, uspanteco, tz´utujil, xinka, itza, mopan y tojolabal, con obvias afinidades de vocablos.
El nombre del idioma "náhuatl" de los aztecas se deriva del verbo "nahuati", que significa "hablar alto". Como resultado de la revolución sociopolítica de 1910, en México, un nuevo enfoque hacia el indígena moderno ha provocado un renacer de interés por implantar el náhuatl como lengua viva con distintos grados de intensidad. Es interesante que los sustantivos tienen inflexión de posesión y número, por ejemplo: "λaškal-i" = tortilla, "no-λaškal" = mi tortilla
Dentro de la región andina, el "aymara" es el segundo idioma en importancia, superada sólo por el "quechua" de los incas. No existe consenso sobre el origen y vínculos de parentesco del aymara con otras lenguas andinas. Tiene más de 20 sufijos que modifican el radical verbal, y más de 10 para la inflexión: "ap(a)thap(i)t´ayasiniwayituwa" = "me ha ayudado a amontonar".
Bajo el nombre de "quechua" se comprende a una familia étnica cuyos representantes se encuentran en los países andinos. Sus funciones consonánticas son oclusivas, africadas, fricativas nasales vibrantes palatales y semivocales. Las vocales se separan en anteriores altas, centrales bajas y posteriores altas. Los motivos morfosintácticos revelan la organización del pensamiento del hablante:
"Čay-manta-m šuk šimi-kta-taq wiła-šun punčaw wañu-šqa-n-ta.=
=Después de eso una historia contar-futuro (4a p.) sol acerca de su muerte.=
=Y, ahora, una historia contaremos acerca de cómo murió el sol."
"Guaraní" es la denominación genérica que aplicaron los jesuítas a todos aquellos modos tribales de hablar de las regiones rioplatenses y del Brasil, y es hoy oficial en el Paraguay, el país que presenta un porcentaje de 93,8% de bilingüísmo. Es una verdadera experiencia de las dificultades lingüísticas, el diálogo entre un "mby´a" y un español, quien quería saber cómo se decía en guaraní "cabello": se arrancó uno y se lo enseño. El indio le dijo: "a´gwé". Después el indígena tomó uno de sus cabellos entre los dedos y sin arrancarlo dijo: "a". ¡Así el español obtuvo la noción de "a´gwé" = "ex-cabello"! El guaraní demuestra cierta tendencia hacia la harmonización fonética.
Idiomas minúsculos, de nombres potencialmente ilegibles, como el "hñãhñû´" del altiplano mexicano, o el "yámana" de la Tierra del Fuego, la lengua más austral del mundo, están paulatinamente desapareciendo, por razones demográficas y culturales.
Es verdad que en muchas sociedades existen "idiomas secretos" o sea, formas de lenguaje reservadas a ciertas clases sociales o profesionales. Compárese con el "kei-go" japonés, donde se llama de distintas maneras a algo o alguien, según los puestos y pertenencias de los sujetos, complementos y objetos.
Los idiomas aborígenes, están sin embargo, en una situación de contacto desventajoso frente al castellano, que es el idioma de las minorías dominantes tanto al nivel económico, como político, como de prestigio social y cultural.
El monolingüísmo, el bilingüísmo y la alfabetización son los tres asuntos esenciales por solucionar hoy en América.
La enseñanza de los idiomas indígenas no está muy desarrollada, a pesar del esfuerzo realizado por varios países en los últimos años.
Al plantear la problemática de los lenguas amerindias, su situación sociocultural y las políticas lingüísticas que se tejen en torno a ellas, podemos decir que hay cierta homogeneidad a este respecto en todo el continente americano.
El monolingüísmo, el bilingüísmo y la alfabetización son los tres asuntos esenciales por solucionar hoy en América.